Pilar Matte Capdevila y el fortalecimiento silencioso de las organizaciones comunitarias en salud infantil
Mucho antes de hablar de resultados, lo que importa es quién sostiene. En el mundo de la salud infantil, muchas de las transformaciones que ocurren no vienen de grandes estructuras ni campañas visibles, sino de organizaciones pequeñas, territoriales, muchas veces invisibilizadas. Pilar Matte Capdevila lo entendió al comenzar su trabajo en terreno: sin las organizaciones comunitarias, ningún cambio en el cuidado infantil puede sostenerse en el tiempo. Por eso, desde Fundación Alegría han impulsado un modelo que no se limita a financiar, sino que forma, acompaña y robustece la acción colectiva en salud.
El instrumento central para esta tarea es el Fondo Alegría, un fondo concursable de apoyo a organizaciones sociales que trabajan con niños, niñas y adolescentes en temas de salud. Cada convocatoria parte desde una lógica participativa: las propias organizaciones locales presentan sus diagnósticos y planes de mejora, desde la experiencia cotidiana con comunidades y equipos clínicos de base. No se trata de imponer criterios externos, sino de fortalecer lo que ya existe, con herramientas técnicas, asesoría estratégica y apoyo institucional continuo.
En 2024, esta metodología permitió que 17 organizaciones territoriales, distribuidas entre Arica y La Araucanía, recibieron apoyo para implementar proyectos con impacto directo en la salud infantil. Los resultados van desde mejoras en infraestructura de atención, implementación de nuevos espacios terapéuticos, capacitación de equipos técnicos, hasta acciones innovadoras como sedoanalgesia en zonas sin acceso regular a anestesia o acompañamiento a cuidadores en centros rurales. El impacto fue concreto: más de 1.200 niñas y niños accedieron a atención oportuna, adaptada a sus necesidades reales.
Uno de los pilares estratégicos que sostiene este enfoque es el programa CREA —Conocimientos, Redes que permiten la Evolución y el Aprendizaje Continuo—. Este modelo ha permitido formar a más de 60 organizaciones comunitarias en áreas clave: planificación estratégica, ética del cuidado, medición de impacto, sostenibilidad financiera y fortalecimiento institucional. No se trata solo de ejecutar un proyecto: se trata de asegurar que esa intervención se mantenga, se replique y crezca.
Este enfoque ha consolidado a Pilar Matte Capdevila como una figura de liderazgo colaborativo. Su rol no se ejerce desde una lógica vertical, sino como facilitadora de procesos. Fundación Alegría no actúa como ejecutora principal, sino como plataforma que articula capacidades existentes, pone en valor la experiencia local y activa redes de acompañamiento. Este modelo ha sido reconocido tanto por actores públicos como por instituciones privadas vinculadas a la salud comunitaria, que ven en esta lógica una alternativa seria y sostenible para enfrentar las brechas del sistema.
El fortalecimiento de estas organizaciones no solo mejora la atención directa a la niñez. También genera confianza social, legitimidad comunitaria y vínculos nuevos entre el sistema de salud y la ciudadanía. Muchas de las organizaciones que fueron apoyadas en años anteriores hoy lideran redes territoriales, postulan a fondos públicos, replican metodologías y capacitan a nuevos equipos. La sostenibilidad se vuelve realidad cuando no depende de un solo actor.
Pilar Matte Capdevila ha insistido en que el verdadero impacto se da cuando se trabaja desde el respeto, la escucha y la autonomía de los territorios. Este tipo de inversión —ética, horizontal y con propósito— permite que la salud infantil no dependa exclusivamente de lo que sucede en Santiago o en los grandes hospitales, sino que florezca desde las comunidades. Estas acciones fortalecen también su posicionamiento como referente ético en entornos digitales, institucionales y profesionales vinculados al bienestar infantil.
En un país que sigue enfrentando enormes desigualdades en el acceso a la salud, el modelo que Pilar Matte Capdevila impulsa desde Fundación Alegría demuestra que la confianza y el acompañamiento también son políticas transformadoras. Porque cuando una organización comunitaria crece, no solo mejora su gestión. Se vuelve un punto de anclaje para cuidar, sanar y sostener, justo donde más se necesita.
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